Una vez pasado el verano hemos retomado la actividad de salidas de ocio fuera del centro.

El ocio como medio para conseguir diferentes objetivos personales y grupales en estas salidas se demuestra como una herramienta muy práctica y con resultados inmediatos, además del conocimiento de todos nosotros como miembros del mismo recurso, independientemente de nuestras responsabilidades.

A la visita acudieron la casi totalidad de usuarios que podían asistir. Primer objetivo conseguido y cuantificable: la implicación en las actividades en grupo y su motivación para integrarse en un grupo de trabajo o de ocio.

La puntualidad de todos fue perfecta, ninguno llegó más tarde de los 5 minutos de cortesía. Solo un participante llegó más tarde, el grupo siguió la planificación horaria de la actividad para seguir trabajando en el ámbito de la responsabilidad que todos tenemos con nosotros mismos y con el equipo humano con el que nos relacionamos. Cuando íbamos en el metro, así se motiva el uso del transporte público y de la movilidad por cualquier punto de nuestro entorno, la persona que se había retrasado se puso en contacto con nosotros para informarnos que estaba desplazándose hacia el Zoo para reunirse con el grupo allí, se fijó un punto de encuentro. Esta experiencia también la consideramos como positiva ya que la solución de un problema, llegar tarde a una cita, pero saber solucionarlo en un corto espacio de tiempo y sin que se vea afectado el resto del grupo es algo a destacar y valorar positivamente.

Una vez que el grupo llegó al zoo, nos organizamos para entrar, pagar las entradas y recibir los diferentes materiales para hacer la visita. El material que se usó como más importante para trabajar la orientación, el liderazgo y asumir responsabilidades individuales dentro de un grupo fue el «mapa». Al tener un número limitado de planos, algunos fueron los encargados de ir guiando al resto del grupo por las diferentes instalaciones del amplio recinto que es el Zoo.

También se pudo trabajar la petición de ayuda a otro compañero para no perdernos, asumir el error como parte de lo que puede suceder normalmente (nos podemos perder, pedir ayuda a un compañero y retomar el camino correcto) Con el mapa también se pudo trabajar y observar cómo planificar algo sobre la marcha, buscando el consenso del grupo y a la vez la satisfacción de poder visitar o hacer algo coordinadamente, donde todos se sentían satisfechos de poder disfrutar de este espacio de ocio.

Por último, otro aspecto del que pudimos sacar partido con nuestra salida de ocio fue el recuerdo. Todos los que participamos en la actividad ya habíamos estado antes en el Zoo. Había desde quien lo había visitado con «una sobrina» hacía unos meses, hasta quien hacía más de 10 años que no lo hacía. Pero todos habíamos ido con alguien cercano y el recuerdo era positivo y feliz.